Sobre sostenibilidad y excelencia empresarial

JOSÉ R. FERRER CASTILLÓN
Gerente y enólogo de Viñas del Vero.

Desde la fundación de Viñas del Vero, en 1986, hemos procurado actuar buscando la excelencia, y nos sentimos privilegiados de que la sociedad de la que formamos parte así lo reconozca. De hecho, hace tan sólo dos años, el Ayuntamiento de Barbastro nos concedió el premio Germana de Foix por contribuir a la promoción y desarrollo de la ciudad; mientras que este mismo año, la Diputación Provincial de Huesca nos ha premiado con el galardón Félix de Azara por nuestro compromiso medioambiental.

El motivo sacar a la luz estos dos reconocimientos no es el de lucir palmarés, sino invitar a la reflexión sobre el nexo que existe entre la sostenibilidad y la excelencia empresarial. Inevitablemente, cuando oímos la palabra sostenibilidad estamos pensando en el medioambiente, pero debemos recordar que su significado es mucho más amplio: además del medioambiente, comprende el bienestar social y el desarrollo económico, tanto en el presente como para las generaciones venideras. Es un matiz muy importante, ya que, como todos sabemos, vivimos en Huesca, una provincia con una densidad de población baja y con unas condiciones climáticas muy favorables. Así pues, con la sola inacción del hombre y el paso del tiempo, ya sabemos que la naturaleza avanzaría implacable, reinando en nuestros montes, pero también devorando lo que un día fueron pueblos o infraestructuras.

No obstante, debemos pensar que, si hoy en día, hablamos orgullosos del esquí en los Pirineos, de los barrancos de la Sierra de Guara, o de los vinos del Somontano, es, por qué no decirlo, gracias a que todos aquellos que vivimos y trabajamos en el Altoaragón nos hemos empeñado no sólo en conservar nuestro entorno, sino también en hacerlo brillar. Y esto sólo es posible gracias a la cadena de valor que entre todos hemos construido, pues en una sociedad que aspira a ser excelente, el testigo nunca se deja en el suelo, sino que nos esforzamos para que llegue al siguiente, como en una carrera de relevos.

Un ejemplo de esta cadena de valor radica en la D.O. Somontano, que representa la unión de varias bodegas con un territorio, una historia y un objetivo común. Cabe destacar que, a mediados del siglo pasado, nuestra provincia llegó a contar con más de cincuenta mil hectáreas de viña. Sin embargo, esta extensión de viñedo se fue reduciendo año a año, en detrimento de otros cultivos, hasta la constitución de la Denominación de Origen Somontano hace poco más de tres décadas. Un momento clave, porque si en aquel instante hubiéramos apostado por cultivar unas uvas sin nombre y apellidos, hoy los viticultores estarían expectantes ante los vaivenes de las lonjas y mercados, sin ninguna herramienta para protegerse de este tipo de zozobras. Sin embargo, decidimos apostar por generar valor añadido en el sector primario, de modo que esas uvas no llegarían a una lonja: se iban a convertir en unos vinos de calidad, con una reputación que los precede para conquistar mesas y lineales dentro y fuera de nuestras fronteras. Unos vinos que han contribuido a que personas de todo el mundo vengan a conocer nuestro territorio, añadiendo un eslabón más a esta cadena de valor.

Lo más maravilloso de esta cadena es que para conectar el primer eslabón, que sería la plantación de una cepa, con el último, que sería el descorche de una botella de uno de los magníficos restaurantes de nuestra provincia, tienen que intervenir multitud de profesionales y empresas, de diferentes sectores y de todos los tamaños. En definitiva, puestos de trabajo que se agrupan en diferentes ramas, cada día más especializados, y que constituyen oportunidades de futuro para la juventud: el único antídoto posible para la enfermedad social que supone la despoblación.

Y, para garantizar la solidez de esta cadena, el Foro Huesca Excelente nos brinda la forma idónea de trabajar la empatía, desarrollar la mentalidad innovadora y reforzar los vínculos entre las personas que forman las empresas de nuestra provincia, pues no debemos olvidar que, como todas las cadenas, la cadena de valor será siempre tan fuerte como su eslabón más débil.

Así pues, si el día de mañana nuestros nietos pueden residir, trabajar y disfrutar del maravilloso enclave que es la provincia de Huesca, podremos decir, y sólo entonces, que hemos entendido y sabido interpretar qué es la sostenibilidad y qué es la excelencia. Dos conceptos que, inevitablemente, son eslabones de la misma cadena.

Por último, no queremos despedirnos sin agradecer al lector su tiempo y su comprensión con nuestro punto de vista, así como a Diario del Altoaragón y al Foro Huesca Excelente por permitir expresarnos y aprender de nuestras empresas vecinas y por permitirnos hacer extensiva esta reflexión escrita para ellos a los seguidores de la revista online de la Denominación de Origen Somontano.

 

José R. Ferrer Castillón, gerente y enólogo de la bodega Viñas del Vero y autor de este artículo.
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